29 de abril de 2013

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Momentos literarios: Bajo la misma estrella



Aviso En esta sección pongo las frases o momentos que más me han gustado del libro. Si no has leído el libro es posible que esta entrada contenga spoilers, así que a partir de aquí lee bajo tu responsabilidad.








Mi libro favorito, con diferencia, era Un dolor imperial, pero no me gustaba decirlo. Algunas veces lees un libro, sientes un extraño afán evangelizador y estás convencido de que este desastroso mundo no se recuperará hasta que todos los humanos lo lean. Y luego están los libros como Un dolor imperial, de los que no puedes hablar con nadie, libros tan especiales, escasos y tuyos que revelar el cariño que les tienes parece una traición.





Supongo que yo estaba mirando el estímulo de encima de la tele, un dibujo de un ángel con la leyenda: "Sin dolor, ¿cómo conoceríamos el placer?"
(Podríamos analizar este estúpido y poco sofisticado argumento sobre el sufrimiento durante siglos, pero baste con decir que la existencia del brócoli en ningún caso afecta al gusto del chocolate.)





Mi madre alzó el brazo hacia un estante por encima de mi cama y cogió a Bluie, el oso azul de peluche que me habían regalado cuando tenía más o menos un año, en aquellos tiempos en que era políticamente correcto llamar a los amigos por su color.





- Le he dicho "siempre" hoy, varias veces, "siempre, siempre, siempre", pero ella seguía hablando sin decírmelo. Era como si ya se hubiera marchado, ¿sabes? "Siempre" era una promesa. ¿cómo puedes romper una promesa y quedarte tan ancho?





Me dio la risa tonta y repetí "Bien". La línea se quedó en silencio, pero no se cortó. Casi sentía que estaba en la habitación conmigo, pero mejor, porque ni yo estaba en mi habitación ni él en la suya, sino que estábamos juntos en algún lugar invisible e indeterminado al que solo podía llegarse por teléfono.





Observamos la casa un rato. Lo curioso de las casas es que casi siempre parece que dentro no está pasando nada, aunque encierran la mayor parte de nuestra vida. Me preguntaba si ese era el quid de la arquitectura.





- Está amaneciendo en alguna parte - me contestó. Y al momento añadió-: Una observación: sería genial volar en un avión superrápido que por un tiempo pudiera seguir el amanecer alrededor del mundo.
- Además viviría más tiempo - dije yo.
Augustus me miró de refilón.
- Ya sabes, por la relatividad.
Siguió sin entenderme.
- Envejecemos más despacio cuando nos movemos deprisa frente a lo que está en reposo. Así que ahora mismo el tiempo pasa más despacio para nosotros que para los que están en la Tierra.





Como decía Un dolor imperial, "la contemporaneidad se especializa en batallas en las que nadie pierde nada de valor, excepto seguramente su vida".





- Estoy enamorado de ti, y no me apetece privarme del sencillo placer de decir la verdad. Estoy enamorado de ti y sé que el amor es solo un giro en el vacío, que es inevitable el olvido, estamos todos condenados y que llegará el día en que todos nuestros esfuerzos volverán al polvo. Y sé que el sol engullirá la única tierra que vamos a tener, y estoy enamorado de ti.





No tenía nada que ver con Estados Unidos. Parecía un viejo cuadro, pero real - todo dolorosamente idílico a la luz de la mañana -, y pensé que sería muy extraño vivir en un lugar en el que casi todo lo habían construido personas ya muertas.





- Eres un efecto colateral - siguió diciendo Van Houten - de un proceso evolutivo al que le importan poco las vidas individuales. Eres un experimentos de mutación fallido.

Se la contamos en plan divertido. Creo que en este mundo tienes que elegir cómo cuentas las historias tristes y nosotros elegimos la versión divertida.





Hablaba de la transformada de Fourier cuando de repente se detuvo en mitad de una frase y dijo: "A veces parece que el universo quiere que lo observen".

Eso es lo que creo. Creo que el universo quiere que lo observen. Creo que, aunque no lo parezca, el universo se posiciona a favor de la conciencia, que recompensa la inteligencia en parque porque disfruta de su elegancia cuando lo observa. ¿Y quién soy yo, que vivo en mitad de la historia, para decirle al universo que algo - o mi observación de algo - es temporal?




Saysa

2 comentarios:

  1. Me encantan todas, son muy bonitas,

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  2. Estoy leyendo este libro, me quedan las ultimas 20 hojas... lo compre el domingo y no paré. Hermoso libro, que me ha enseñado más sobre la vida y sus personas.

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